Biblioteca - San Isidro
En el siglo XIX se consolida la idea de la biblioteca pública, principalmente en los países anglosajones, en los que existe una presión social para acercar el libro a la ciudadanía, especialmente a las clases más pobres y alejadas de la educación. No existe en España dicha presión y son pocas las bibliotecas públicas que se van creando, únicamente en Sociedades Económicas de Amigos del País o las bibliotecas de agrupaciones o sociedades culturales como los Ateneos, que ofrecen servicio a grupos reducidos. Los momentos en los que se crean más bibliotecas en el siglo XIX es en los años treinta y cuarenta y en el sexenio democrático. Con la desamortización eclesiástica el Estado se adueña de una cantidad ingente de libros con los que decide crear bibliotecas, pero sin medios para su mantenimiento y desarrollo.
Con la Ley Moyano de 1857 se establece en su artículo 163 la creación de bibliotecas públicas en cada provincia, con las lecturas más útiles y necesarias para la población. Siguiendo el contenido de la ley, se creará, el año siguiente, el cuerpo de Facultativos de Archivos y Bibliotecas.
Muchos de los libros de la desamortización llegaron a las bibliotecas de los institutos, pero eran libros anticuados, de temática generalmente religiosa, escritos muchos de ellos en latín. Sin embargo, los institutos necesitaban libros más actuales que recogiesen los avances científicos y técnicos que se estaban produciendo en la centuria.
La biblioteca del instituto de San Isidro se encontraba en el mismo edificio donde se hallaban algunas facultades de la Universidad Central, como la de Filosofía y Letras, de tal manera que ambas bibliotecas compartían un mismo edificio, lo que ocasionó no pocas confusiones. Por esta razón, la biblioteca no recibió fondos de la desamortización.
La primera catalogación de los libros de la biblioteca del Instituto de San Isidro de la que se tiene noticia es de 1853. En la década siguiente, en la Memoria del instituto del curso 1861-62, se plantea por vez primera la necesidad de habilitar una sala del instituto para una pequeña sala de lectura. Por esos años, los catedráticos empiezan a demandar la formación de una biblioteca propia que recoja las publicaciones más recientes que en cada una de sus materias se están editando tanto en nuestro país como en el extranjero. Gracias a donaciones y a compras se empieza a crear la biblioteca. Cuando en 1874 el Estado se vuelve a hacer cargo del instituto, antes había estado bajo el gobierno de la Diputación provincial), el presupuesto del San Isidro pasa a formar parte del presupuesto general de Instrucción Pública y las partidas para material se elevan, por lo que se destina cierta cantidad de dinero a la adquisición de libros.
A pesar de esto avances, la situación de la biblioteca del San Isidro a finales del siglo XX no era muy alentadora, pues no disponía de un lugar adecuado para la colocación ordenada de los libros; se carece de bibliotecario, la financiación es escasa, el fondo está sin catalogar y los usuarios son preferentemente los profesores. A pesar de ello, la biblioteca fue incrementando su tamaño principalmente debido a donaciones, como la que hizo, en el curso 1915-16, la viuda del que fuera director del instituto, Sandalio Pereda Martínez, que donó su biblioteca particular, con lo que la del centro vio aumentar en 8000 ejemplares, con varios tratados de ciencias, de literatura, folletos y revistas.
En el siglo XX, con la llegada de la República, consiguió cierta autonomía la biblioteca del San Isidro, ya que la enorme biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras se trasladó, en 1935, a la recién creada Ciudad Universitaria. Allí los libros se utilizaron, al poco tiempo, más que para formar a los estudiantes, para proteger a los soldados de las balas de los alzados contra el Gobierno de la República.
Bibliografía:
José Simón Díaz, Historia del Colegio Imperial de Madrid: del Estudio de la Villa al Instituto de San Isidro: años 1346-1955, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992, 2ª ed.
Aurora Miguel Alonso, La biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro, Madrid: Universidad Complutense de Madrid. Servicio de Reprografía, 1992.
Genaro Luis García López, “El instituto de San Isidro de Madrid y su biblioteca en el siglo XIX” en Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, 1, 1998, págs. 63-80.