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Cuadernos (Colección Javier Cabañas)

La metodología del Instituto-Escuela implantó para el aprendizaje de las materias un sistema de “notas, resúmenes y cuadernos” elaborados por el propio alumno bajo la orientación de sus respectivos profesores. En los cuadernos de clase, los alumnos recogían las intervenciones del profesor, que siempre aspiraban “a ser un sistema de exposición, conversación y experimentos para hacer pensar a los alumnos y ofrecerles, en la medida de su interés y capacidad perceptiva un contenido de conocimientos.”

Con el fin de que sus explicaciones tuvieran la máxima claridad, los profesores se servían de la pizarra y de las proyecciones, por eso los cuadernos de los alumnos, además de recoger por escrito los conocimientos de cada materia, estaban también ilustrados, como se puede comprobar por los que se conservan. En los primeros cursos del Bachillerato, el cuaderno de notas elaborado en clase y redactado por el propio alumno era el vehículo principal para el aprendizaje, porque contribuía a formar su personalidad y su inteligencia. Algunos cuadernos llegaban a un alto grado de perfección por el cuidado que ponían muchos alumnos en la redacción de los textos y en las ilustraciones que los acompañaban. Denotan en ellos un esfuerzo bien orientado y una madurez intelectual plenamente satisfactoria. De acuerdo con este procedimiento, los cuadernos reflejaban los contenidos tratados a lo largo del curso.

En los primeros años de funcionamiento del Instituto-Escuela, este sistema se valoró de manera totalmente positiva en la Enseñanza Primaria (Preparatoria), por registrar de manera continua el trabajo de cada alumno, y con algunas reservas en la Enseñanza Secundaria (Bachillerato), porque a medida que los alumnos pasaban de grado se intensificaban los contenidos de las materias, había menos tiempo para el trabajo escrito en clase y los profesores mandaban trabajos a los alumnos para que los realizaran en su casa. En los años siguientes, el Instituto-Escuela continuó en la línea de incentivar el trabajo de los cuadernos y sólo recomendaba libros a los alumnos de los cursos superiores, a los que se les pedía más trabajo personal.

 

Tomado del libro de Encarnación Martínez Alfaro: Un laboratorio pedagógico de la Junta para Ampliación de Estudios. El Instituto-Escuela Sección Retiro de Madrid, Madrid: Biblioteca Nueva/CEIMES, 2009.

A continuación mostramos una antología de los cuadernos del alumno del Instituo-Escuela Javier Cabañas. También ofrecemos un cuaderno completo de Geología del alumno José Subirana que estuvo en el Instituto-Escuela entre 1919-20 y 1924-25. Estudió dos cursos de Preparatoria en el Instituto-Escuela y no llegó a completar en este centro su Bachillerato. Después fue arquitecto. El cuaderno no tiene fecha, pero podría ser de 3º o 4º de Bachillerato.

 

Agricultura

Los cuadernos de prácticas de Agricultura que se conservan en el IES Isabel la Católica, como el realizado por el alumno Javier Cabañas durante el curso 1933-34, reflejan los objetivos que se marcó el profesor Crespí para impartir un modelo de enseñanza aplicada.

Una parte de las experiencias de laboratorio de la asignatura de Agricultura se dedicaba al estudio del mosto del vino desde una perspectiva teórico-práctica e interdisciplinar. Los alumnos comenzaban sus prácticas observando y dibujando el aspecto de la uva. Con las yemas de los dedos las aplastaban y obtenían un primer mosto con un prensado no mecánico. El resto lo obtenían con una pequeña prensa. Más tarde mezclaban ambos jugos y medían la densidad del líquido con un densímetro. Resolvían problemas de estequiometría, es decir, de cálculo de las relaciones cuantitativas entre los productos de una reacción química, para averiguar la cantidad de alcohol producido a partir de la fermentación del azúcar de la uva, para lo que previamente habían analizado la composición de la pulpa. En el cuaderno de prácticas, los alumnos dibujaban las etapas de la manipulación, los instrumentos utilizados y describían detalladamente todo el proceso. De igual manera, anotaban los resultados de los análisis químicos y estudiaban el color y la turbidez del vino obtenido.

 

 

Zoología

Los alumnos del Instituto-Escuela estudiaban Zoología a partir de la observación de los animales, tanto en el campo como en clase. El estudio se completaba con las disecciones realizadas en el laboratorio. Hasta nosotros ha llegado constancia de la disección de la rana como modelo de estudio utilizado por el profesor Gómez Llueca. Para la realización de esa práctica los estudiantes disponían del manual titulado La Grenouille (la rana) de J. Anglas, preparador de zoología de la Universidad de la Sorbona (París), un libro que incluye siete láminas desplegables en color. La primera estudia con detalle la morfología del anfibio mientras que las seis restantes introducen progresiva y sucesivamente en la anatomía interna: esqueleto, músculos, sistema nervioso y aparatos circulatorio, digestivo, respiratorio y uro-genital, tanto del macho como de la hembra. Los cuadernos de clase elaborados por los alumnos reflejan los conocimientos adquiridos tras escuchar las explicaciones introductorias del profesor e ilustran con un dibujo de observación la disección que ellos mismos habían realizado. Tras el estudio meticuloso de la rana abierta, y apoyándose en las ilustraciones del manual francés, representaban los órganos del animal in situ debidamente identificados. De nuevo, el ejercicio práctico se puede reconstruir a partir del cuaderno de prácticas de biología del curso 1933-34 del alumno Javier Cabañas.

 



 

 



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