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Placas

LAS PLACAS DE LINTERNA

La utilización de las proyecciones luminosas de vistas sobre vidrio al servicio de la enseñanza comenzó en 1880 y duró hasta 1940. Desde 1886 la difusión de estas imágenes fue utilizada tanto para fines escolares como para reforzar conferencias.

Como los catálogos lo atestiguan, las editoriales se lanzaron a la producción de vistas (Braun, Clément y Cía, Hachuel, Masson, E. Mazo, Molteni, ...). Además ciertas casas como Mazo y Molteni fabricaban y vendían los aparatos y publicaban las instrucciones prácticas sobre el empleo de los aparatos de proyección, linternas mágicas y otras fantasmagorías y polyramas.

La linterna de proyección vino de Inglaterra (ver película de F. Truffaut: “La habitación verde - 1977”). Así, la linterna y las vistas sobre vidrio, prueba fotográfica sobre placas de vidrio de 8,5 cm x 10 cm., contribuyeron a la implantación del método “la enseñanza por el aspecto”. Millares de vistas fueron editadas. Enviadas a las escuelas, acondicionadas en una sólida caja de madera y clasificadas en series (Historia, Bellas Artes, Literatura, Geografía, Viajes, Ciencias...)

Las placas de linterna, también llamadas epidoscópicas, se proyectaban con los epidiáscopios. Hoy en día estamos acostumbrados a utilizar el proyector de diapositivas (con magníficas fotografías en color), el ordenador, el DVD, etc. Pero hace años la proyección de imágenes resultaba bastante más complicada.

Se utilizaba un enorme aparato llamado EPIDIASCOPIO (Epi-dia-skope, ver a través de), con gran rendimiento luminoso ya que funciona con una potente lámpara que lleva en su interior y tres espejos contrapuestos que concentran toda la luz producida por la lámpara. Para evitar el sobrecalentamiento del aparato lleva también un ventilador en su interior.

Las placas en el Instituto Cardenal Cisneros

A partir de 1880 el catedrático Galdo López de Neira comienza a adquirir las colecciones de placas de vidrio que encontramos hoy depositadas en el Gabinete de Historia Natural del Instituto del Cardenal Cisneros.

En aquellos tiempos, el método para la enseñanza de todas las asignaturas era el memorístico que se apoyaba, para una mayor eficacia, en los sentidos de la vista y el oído. De esta forma, la trasmisión de conceptos científicos precisaba el refuerzo de este material didáctico para facilitar la visualización del concepto a aprender y su repetición en el examen oral.

Años más tarde, en torno a 1920, será el catedrático Celso Arévalo el que introduzca los cambios metodológicos que en la enseñanza de las ciencias se están produciendo en Europa. La creación del laboratorio supone que los alumnos puedan experimentar, palpar para aprender. Aun así, las placas de vidrio complementan este método, buena prueba de ello es que están ordenadas según las exponía este profesor en clase y en su libro de texto. Su valor pedagógico se incrementa al encontrarse adherido a cada caja original un inventario manuscrito del orden en que las presentaba en sus clases.

Las primeras placas fueron adquiridas en la capital francesa y editadas por E. Mazo, C. Houlbert y Bezinger y, ante el éxito obtenido, varias casas españolas especializadas en material didáctico adquieren su representación comercial en el primer cuarto del siglo XX . Entre esas casas comerciales encontramos a Sogeresa, Cultura y Eimler- Basanta –Haase que van a distribuir tanto las placas de vidrio como los aparatos para su proyección – epidiáscopos-por todos los institutos y universidades españolas

Se puede acceder a la colección completa de las placas epidoscópicas del Instituto Cardenal Cisneros en la página de la  Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico
 

Autoría: Francisco Ruiz Collantes y Carmen Rodríguez Guerrero

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