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Catedráticos de Letras

Fueron catedráticos de Letras del Instituto-Escuela

 

Miguel Herrero García (1885-1961

Catedrático de Latín desde 1917. Permaneció en el Instituto-Escuela desde 1918 a 1936. Fue profesor de Lengua y Literatura españolas hasta 1930 y, a partir de entonces, de Latín. En 1920-1921, estuvo pensionado en Francia, Bélgica y Suiza para estudiar los métodos de enseñanza de la lengua materna, la organización de la Segunda Enseñanza y las Escuelas Nuevas. Pensionado por la JAE entre 1925 y 1927, viajó a Inglaterra como profesor invitado por la Universidad de Cambridge, donde dio un curso de Lengua y Literatura españolas. Su correspondencia con José Castillejo mientras estuvo pensionado es de gran interés. Colaboró con el CEH bajo la dirección de Ramón Menéndez Pidal. Fue autor de la recopilación Cuentos de los siglos XVI y XVII, uno de los volúmenes de la Biblioteca Literaria del Estudiante. En 1939, se incorporó al Instituto Lope de Vega (Madrid) con el cargo de secretario accidental. En el mismo Instituto se jubiló en 1955. A lo largo de su vida, publicó diversos trabajos sobre temas literarios, históricos y costumbristas, además de algunos libros sobre pedagogía, como La escuela de trabajo (1922) y Pedagogía española (1941).

Juan Zaragüeta Bengoechea (1883-1974)

Fue catedrático de Religión durante dos cursos, entre 1918 y 1920. Zaragüeta se habiá doctorado en Filosofía en la Universidad Católica de Lovaina antes de hacerlo en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Al iniciar sus enseñanzas en el Instituto-Escuela, era ya profesor de la Escuela Superior de Magisterio y del Seminario Conciliar. En el currículum que maneja la Junta cuando lo contratan como profesor del Instituto-Escuela, figuran diez publicaciones sobre temas de Filosofía, Psicología, Sociología y Enseñanza. Estuvo muy vinculado a la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, en la que ejerció desde 1922 como profesor auxiliar y estuvo muy relacionado con Ortega, en cuya cátedra dio las clases prácticas de Metafísica. En 1932, cuando los estudios superiores de Pedagogía pasaron a la Facultad de Filosofía y Letras, fue catedrático en dicha especialidad. En la Biblioteca histórica del IES Isabel la Católica, se han conservado numerosos ejemplares de su opúsculo Apuntes de Religión, que probablemente se siguió utilizando como libro de referencia para la asignatura de Religión cuando fue sustituido por el profesor Segundo Espeso Miñambre. Después de la Guerra Civil, siguió impartiendo sus clases en la Universidad hasta 1952, año en que se jubiló.

Martín Navarro Flores (1901-1950)

Desempeñó la cátedra de Filosofía entre 1919 y 1936. Fue pensionado en 1908 para asistir en Inglaterra al Congreso Internacional de Educación Moral. Fruto de la asistencia a este congreso, fue su libro La educación moral (1909). Después publicó otros manuales y compendios sobre distintas ramas de la Filosofía: Ética (1913), Psicología experimental (1914) y Lógica (1920). Al llegar al Instituto-Escuela, se encargó también de la orientación psicológica y pedagógica de los profesores aspirantes al magisterio secundario hasta 1925, cuando fue sustituido por Luis de Zulueta. Después de la Guerra Civil, se exilió en México, donde publicó Vida y obra de D. Francisco Giner de los Ríos (1945).

Francisco Barnés Salinas (1887-1947)

Ocupó la cátedra de Historia entre 1920 y 1936. En el verano de 1923, con la consideración de pensionado –viajó por sus propios medios- estuvo en Alemania para estudiar la organización de la enseñanza de Historia y Geografía Descriptiva y de Arqueología y Arte, como factores fundamentales de una enseñanza intuitiva. No agotó el tiempo de su estancia en Alemania por el golpe de Estado de Primo de Rivera. Es muy ilustrativa la correspondencia que mantuvo con Castillejo desde Berlín. En una carta fechada en esta capital el 23 de julio de 1923, Barnés escribe que la metodología del Instituto-Escuela coincide con la de los Institutos alemanes en dar “dos repasos” a la Historia: uno en sentido más bien biográfico, incluso anecdótico, y el otro más profundo atendiendo a la cultura, organización social y constitución política. Continúa diciendo que los estudios en Alemania se centran en su historia y que otros aspectos de interés general, como las Cruzadas, la Reforma o los descubrimientos geográficos, sólo los tratan de manera general. También comenta que la práctica pedagógica del Instituto-Escuela de visitar los Museos, como forma de estudio intuitivo que sirve de enlace y eje de la Historia, no es utilizada por los alemanes. Despierta su interés y comenta una publicación alemana sobre metodología aplicada a la enseñanza en general. Examinó la referente a la Historia y a la Geografía y, sobre todo, la de esta última materia le parece valiosa. Gracias a su dedicación, se pudieron llevar a cabo la mayor parte de las visitas a museos y las excursiones, señas de identidad del Instituto-Escuela. Sus antiguos alumnos reconocieron el mérito de su entrega a la labor docente de forma unánime. Barnés ocupó puestos políticos de relevancia en la II República. Fue nombrado dos veces ministro de Instrucción Pública, en 1933 y 1936. El primer nombramiento no afectó a su actividad en el Instituto-Escuela, puesto que sólo ocupó la cartera del ministerio tres meses, de junio a septiembre. En febrero de 1936, cuando fue nombrado Presidente del Consejo de Estado, quedó en excedencia de la cátedra del Instituto-Escuela. En el mes de mayo del mismo año, volvió a hacerse cargo del Ministerio de Instrucción Pública hasta septiembre, cuando retornó a su cátedra. En 1937, fue nombrado ministro plenipotenciario con destino en el Consulado de España en Argel y en 1938 pasó al Consulado de España en Gibraltar. Tras la Guerra Civil se exilió en México, donde murió.

Samuel Gili Gaya (1892-1976)

Fue catedrático de Lengua y Literatura españolas desde 1919 en el Instituto de Huesca y de 1920 a 1936 en el Instituto-Escuela. Cuando en 1920, solicitó la primera beca a la JAE para estudiar los dialectos del Alto Aragón, adujo que había trabajado dos años en el Centro de Estudios Históricos. Desde 1925, colaboró de forma asidua con la sección de Filología del CEH. Se inclina por los estudios hispanoamericanos y entendía la Filología, al igual que Ramón Menéndez Pidal y sus colaboradores, como el estudio de la cultura hispánica integrando lengua, cultura e historia. Fue profesor de cursos para extranjeros hispanoamericanos en los que se daban clases de Arte, Folclore, Música y Lengua y Literatura, combinados con excursiones. En 1928, explicó fonética y literatura española en el Middelbury College de Vermont (EE.UU.) En 1931, estuvo pensionado por la JAE en Puerto Rico. En 1939, la depuración ministerial puesta en marcha por las autoridades franquistas lo llevó a Santander y, años después, en 1945 al Instituto de Torrelavega, destino que conservó hasta su jubilación en 1959. En 1947, por mediación de Dámaso Alonso, fue agregado en comisión de servicios al Instituto Antonio de Nebrija del CSIC, donde continuó desarrollando su labor como filólogo, en el Tesoro Lexicográfico, que había dejado inacabado antes de la Guerra, y en el Laboratorio de Fonética. Después de jubilarse, dictó cursos en universidades de Puerto Rico y México. En 1961 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Tiene en su haber más de treinta publicaciones sobre temas lingüísticos, entre las que destacan Elementos de Fonética general y Curso superior de Sintaxis española.

José Vallejo Sánchez (1896-1959)

Catedrático de Latín de 1920 a 1930. Se había formado en el Instituto-Escuela como profesor aspirante entre los años 1918 y 1920. Su tesis doctoral lleva el título de Contribución a la Literatura satírico-popular española. Aunque anuló una solicitud de pensión en París para completar sus estudios de Filología latina y Filología románica, en el verano de 1920 visitó algunos centros educativos de la capital francesa y Ginebra. Lo sabemos por la correspondencia que Herrero mantuvo con José Castillejo. En 1930, dejó el Instituto-Escuela para ocupar la cátedra de Lengua y Literatura latinas de la Universidad de Sevilla. Ese mismo año solicitó la condición de pensionado para continuar en Inglaterra, en el curso siguiente, sus estudios de Métrica primitiva romana y de Historia de la sintaxis. Se le concede para el curso 1932-33 y la disfruta acompañado de su mujer, Felisa Martín Bravo, profesora aspirante de Física y Química en el IE y también pensionada ese año en Inglaterra. A partir de 1940 fue catedrático de Latín en la Universidad de Madrid.

Jaime Oliver Asín (1905-1980)

Fue catedrático de Lengua y Literatura españolas entre 1930 y 1936, después de haber sido profesor aspirante durante los cursos 1928-29 y 1929-30. En 1928 publicó su tesis doctoral, El origen árabe de rebato arrobda y sus homónimos. Desde 1932, dirigió en la Sección Cuarta (Retiro) del Instituto-Escuela la Biblioteca circulante, para uso exclusivo de los alumnos. Éstos, a través de sus representantes, ayudaban a Oliver Asín en la organización, gestión y préstamo de los fondos de la biblioteca. La Biblioteca creó premios y un concurso para estimular la lectura y realizaba exposiciones diarias con las últimas apariciones de libros. También impulsó el teatro en el Instituto-Escuela, dirigiendo varias representaciones. Se hizo responsable de una clase de Declamación en 1936, pero no pudo iniciar el proyecto a causa de la Guerra Civil. En 1939, se incorporó al Instituto Ramiro de Maeztu. Oliver Asín se labró una brillante carrera profesional en el campo de la Lingüística. En San Sebastián, donde se refugió durante la Guerra Civil, escribió entre 1936 y 1938 una de las primeras gramáticas históricas de la lengua española, fruto de su experiencia como profesor del Instituto-Escuela, según él mismo declara. Poco después, en 1940, publicó una edición abreviada de la obra, destinada a los estudiantes de Bachillerato. En su enfoque histórico de la lengua, trataba de relacionar los fenómenos lingüísticos con la Historia política, cultural y del arte, trazando panoramas sincrónicos. Descubrió la etimología de la palabra “Madrid” y estudió los orígenes históricos de la ciudad, por lo que el Ayuntamiento de Madrid lo nombró en 1966 Cronista de la Villa. Por la relevancia de sus estudios sobre temas árabes, la comisión permanente del CSIC lo nombró en 1958 director de la Escuela de Estudios Árabes. En 1963, fue elegido miembro de la Real Academia de la Historia.

Manuel de Terán Álvarez (1904-1984)

Profesor aspirante durante siete cursos, de 1923 a 1930, después de obtener la cátedra de Geografía e Historia, trabajó en el Instituto-Escuela desde 1931 a 1936. Manuel de Terán, desde la perspectiva de la Geografía Humana, y Juan Dantín Cereceda, desde el punto de vista de la Geografía Física, fueron los dos grandes renovadores de la Geografía en España. En 1933, obtuvo una beca para estudiar la geografía humana moderna en París, donde conoció a Albert Demangeon, discípulo de Vidal de la Blache, y exponente de la corriente humanista de la Geografía. En 1939, tras el consabido expediente de depuración, se incorporó al Instituto Isabel la Católica y en 1943 se trasladó al Instituto Beatriz Galindo (Madrid), donde permaneció hasta 1968. Desde 1941, compatibilizó su trabajo de profesor de enseñanza secundaria con el de profesor ayudante de Geografía en la Universidad de Madrid, cuya cátedra ganó en 1951. Su actividad en el Instituto Juan Sebastián Elcano del CSIC se inició en 1943 y en él culminó el trabajo de modernización de la Geografía que habían iniciado Dantín Cereceda y los naturalistas del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Llegó a ser director del Instituto Elcano en 1972. Realizó numerosísimas publicaciones y a partir de 1976 le empezaron a llegar los reconocimientos: ese mismo año fue elegido consejero de honor del CSIC; en 1977, ingresó en la Real Academia de la Lengua Española; en 1978, fue nombrado presidente de honor de la Real Sociedad Geográfica; en 1980, resultó elegido miembro de la Real Academia de la Historia, y en 1982 se le concedió la Medalla de Oro de la Universidad Complutense de Madrid

 

Autoría: Encarnación Martínez Alfaro
 



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