En el Madrid del siglo XIX había únicamente dos institutos públicos el Cardenal Cisneros y el San Isidro, por lo que los alumnos que no estudiaban en uno lo hacían en el otro. A pesar de ello, la afluencia de estudiantes a uno u otro dependía en gran medida de la fama que tuviera el centro.
El Instituto de San Isidro tenía una buena fama debido a su pasado que poco a poco se fue desvirtuando.