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Cátedra de Física y Química

Una de las cátedras más representativas debido a su gabinete

 

Mariano Santisteban Lafuente

Nació en Alcalá de Henares en 1822. Se doctoró en ciencias por la Universidad Central. En 1853 obtuvo la cátedra de Física y Química del instituto de San Isidro. Durante el largo periodo de tiempo que estuvo al frente de dicha cátedra, hasta 1880 que falleció, Satisteban realizó investigaciones sobre los antiguos bienes del Centro para que se intentasen recuperar, y prestó singular atención al gabinete de Física y Química. Fruto de esas investigaciones que le encargó el director del instituto, el marqué de la Corte, fue la publicación Breve resumen de las investigaciones acerca de las antiguas rentas, censos y fincas destinadas a la enseñanza en los Estudios de San Isidro de Madrid (hoy instituto del mismo nombre), que por orden del Director del Instituto, Excmo. Sr. Marqué de la Corte, verificó el catedrático don Mariano Santisteban en los meses de junio, julio, agosto y septiembre de 1868 (Madrid, imprenta de la viuda Aguado e hijo, 1874). A la conclusión que llega el autor es que el instituto poseía ocho casas en Madrid, más unas tiendas y covachas, una casa-granero en Granada y varios censos y juros. Se le acusó al autor de no haber hecho el las investigaciones y de haber pagado a un funcionario para que las llevara a cabo. Ante estas acusaciones, Santisteban publicó un diario en el que daba cuenta de los trabajos que había hecho durante esos cuatro meses: Relación y diario de los trabajos de investigación de los bienes y rentas que pertenecieron a los Reales Estudios de San Isidro de Madrid, hoy Instituto del mismo nombre. (Periodo del 22 de julio a 7 de septiembre de 1868), Madrid, imprenta de la viuda e hijos de E. Aguado, 1875.

Durante sus investigaciones dio gran importancia, como hemos dicho, al gabinete de Física y Química, y publicó Breve Historia de los gabinetes de Física y Química del instituto de San Isidro (E, 1878), y un Catálogo razonado de las máquinas, instrumentos y demás efectos que le forman (E, 1878).

Publicó algunos manuales sobre su asignatura: Manual de Física y Química. 1865; Problemas de física y química propuestos para su resolución a los alumnos del Instituto de San Isidro por el catedrático Don Mariano Santisteban en el curso de 1868 Programa de física y química para los alumnos de Segunda Enseñanza del Instituto de S. Isidro de Madrid. 1865; 1875. 1877. 1869. 1869;

 

Bernardo Rodríguez y Largo

Doctor en ciencias. En el instituto de San Isidro, primero entra como profesor en la sección de ciencias en 1867, después, 1875, es nombrado auxiliar, por último, 1879, ocupa la cátedra de supernumerario de dicha sección. Antes, desde 1876 era secretario del instituto. También fue profesor de la Escuela Agrícola de Zaragoza.

En su gabinete del instituto de San Isidro, realizó las primeras radiografías en España, y fue quien asesoró a Antonio Espina y Capó, que fue el primero en utilizar los Rayos X. Como secretario del San Isidro se propuso “ceñir a la mera exposición de datos, alejándose del carácter discursivo que hasta la fecha habían venido teniendo las memorias anuales “(RM, 1877, p. 5). Falleció el 15 de diciembre de 1900. Antonio Espina Capó escribió una necrológica del profesor en la revista La ilustración española y americana

Sus principales obras son: -La electricidad y sus principales aplicaciones, Madrid: 1881, Estab. Tip. de G. Estrada. Elementos de física y nociones de meteorología 3ª ed. corr. por el autor Madrid: 1901:Est. Tip. Sucesores de Rivadeneyra. Nociones de química, Madrid:1895, Est. Tip. "Sucesores de Rivadeneyra.

 

Ricardo Becerro de Bengoa

Ricardo Becerro de Bengoa (1845-1902) desde 1887 se trasladó a la cátedra de Química que estaba vacante en el Instituto de San Isidro. En las fuentes de la época aparece reseñado como catedrático, político y publicista. Contó con una importante proyección pública. Fue miembro de tribunal de oposiciones. En 1890 fue nombrado vocal del Consejo superior de Agricultura, y en 1893 de la Comisión permanente de pesas y medidas. Entre 1890 y 1899 representó en el Congreso varias veces a Álava. Colaboraba en La España Moderna escribiendo cuentos y relatos, fue redactor o colaborador habitual en La ilustración española y americana y en la Revista de España. Realizó diversas monografías, libros de viajes por España, tradiciones del País Vasco, estudios sobre la electricidad y sobre la enseñanza, tema sobre el cual aborda numerosos escritos.

Fue miembro de la Real Academia de la Historia, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1894-1902). Presidió la Asociación de catedráticos numerarios. Ocupó un relevante puesto en El Congreso pedagógico Hispano-portugués-Americano, que partía del Primer Congreso Nacional Pedagógico celebrado en España en 1882 y repetido en 1888, el cual era un congreso “comprensivo de todos los grados de enseñanza y abierto a todas las opiniones y tendencias”, con adhesiones de “todos los elementos que se interesan en el Progreso de la educación Nacional”, donde predominó la tendencia liberal. De las cinco secciones en que se dividió el Congreso, la segunda se dedicaba a la Enseñanza Secundaria, cuya mesa estaba presidida por el profesor del Instituto de San Isidro Ricardo Becerro de Bengoa, y su tercer vicepresidente era Enrique Serrano Fatigati, profesor del Instituto Cardenal Cisneros. En 1900 fue Vicepresidente de dicho Congreso, y participó junto a Verdes Montenegro y Puig [Pedro Puig Adam?] y, profesores del San Isidro, en la comisión tercera, de Ciencias, cuyo objetivo era “Que se premien obras científicas de relevante mérito; la creación de laboratorios de psicología experimental; fundación de academias donde no existan, y recíproca correspondencia entre todas ellas; publicación de periódicos científicos que vulgaricen la ciencia, y el establecimiento de la Escuela superior internacional hispano-americana de Medicina y otra de Cirugía”. (La ilustración española y americana nº XLIII, 22-11-1900, p. 306)

Fuentes: (ACD; SDE: 111 nº 1) (EPS Ricardo Becerro de Bengoa, AHS: HIS-0056-04) (IBEPI, I) (BNE) (RM, 1921, p. 53) (GZ varios números) La Ilustración española y Americana, (varios números). La España Moderna (varios números) (Simón Díaz: 1952-9, 471) (L.A., 1914, p. 29) Revista de España (varios números).

Imágenes: Caricatura. Madrid Cómico nº 495, 13/08/1892, p. 1. Retrato: La ilustración española y americana, nº V, 08/02/1902, p. 1. Folleto, programa y fotografías de la celebración del 150 Aniversario del nacimiento de Ricardo Becerro de Bengoa organizado por el Archivo del Territorio Histórico de Álava los días 17 febrero a 18 de marzo de 1995. (AHS: EPS Ricardo Becerro de Bengoa, HIS-0056-04; 7).

 

Luis María Olbés y Zuloaga

Nació en Madrid el 31 de octubre de 1865. Antes de ser profesor del Instituto de San Isidro, enseñó en los de Baeza, Lugo y Córdoba. El 18 de junio de 1892 aprobó las oposiciones a la cátedra de Física y Química del San Isidro. Ocupó la secretaría del instituto. También fue miembro del claustro y está presente en la toma de posesión de Miguel Aguayo Millán como director del Instituto. Jubilado antes de la guerra, falleció en Cataluña víctima de las privaciones de la contienda

Del profesor Olbés Zuloaga dice Ezquerra Abadía: “La clase de física y Química, de 5º y 6º, estaba explicada por Luis Olbés, secretario asimismo del Instituto. Era un hombre rígido, seco, severo, autoritario, nada afable –todo hay que decirlo-, que tenía la clase en un puño, sin que nadie osara desmandarse, en contraste con otra que mencionaré. Ya mayor, delgado y de una energía que no parecía de acuerdo con su aspecto [sic por algún lado]. Explicaba muy ampliamente la física y no había aparato mencionado en el texto que no sacara en clase y experimentara con él, pues en el gabinete de Física del Instituto estaba muy bien surtido y quizá fuera de los mejores entre todos los centros análogos. Es de notar que en él se conservaban aparatos de la época del colegio Imperial y de los Reales Institutos, por lo cual constituye un pequeño museo científico, pensando que en Madrid no se ha logrado aún fundar un museo de la Ciencia. En Química hacía que un grupo selecto de alumnos realizara prácticas en el laboratorio a que se refiere Baroja. Cayó Olbes enfermo y terminó el curso un auxiliar con quien se desquitaban los alumnos de la disciplina a que los tenía sometido aquel. (Ezquerra Abadía: 1984, p. 12). También Gavira hace una semblanza de él, págs. 531-532.

 

Enrique Rioja Lo-Bianco

Enrique Rioja Lo-Bianco fue uno de los biólogos marinos españoles más importantes de todos los tiempos. Nació en Santander en 1895. Era hijo del zoólogo José Rioja Martín (1866-1945), director de la Estación de Biología Marina de Santander. Realizó los estudios medios en el Instituto de la capital cántabra. Después se trasladó a Madrid para cursar la carrera de Ciencias, en su sección de Naturales, en la que se licenció en 1915 con Premio Extraordinario. Es evidente que la fuerte vocación de Enrique fue adquirida, en buena forma, por influencia de su padre, pero no hay que olvidar que su tío materno, el científico Salvatore Lo Bianco, era jefe del acuario de la Stazione Zoologica de Nápoles y que su padre le conoció cuando estuvo investigando en ese centro italiano.

Durante el verano asistía a los cursos que se impartían en la Estación de Biología Marina de Santander. En estos años recolectó y estudió poliquetos del litoral norteño, animales que fueron de su interés durante toda su vida y de los que se convirtió en especialista máximo; sobre ellos realizó su tesis doctoral: “Datos para el conocimiento de la Fauna de Anélidos Poliquetos del Cantábrico”. Fue defendida en 1916 y también obtuvo el Premio Extraordinario.

En 1917 se incorpora a la enseñanza media; primero en el Instituto de Santander como ayudante gratuito y, el año siguiente, obtiene por oposición la cátedra de Historia Natural y Fisiología e Higiene en el Instituto de Mahón, trasladándose después a los de Reus (1919), Badajoz (1920) y, desde 1930, al Instituto San Isidro de Madrid, centro donde fue director en 1931. En 1922 consigue, por oposición entre doctores, la cátedra de Ciencias Naturales de la Escuela Superior de Magisterio de Madrid. En 1932, ocupó la cátedra de Biología aplicada a la Educación que formaba parte de la recién creada Sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Dos años después impartió clases de Biología en la Facultad de Ciencias en la misma universidad.

Durante la Guerra Civil, Rioja tiene responsabilidades educativas, entre las que cabe destacar la presidencia de la Junta Central Técnica Inspectora de Segunda Enseñanza y la participación en la creación de los denominados Institutos para Obreros. Al finalizar enero de 1939 marcha a Francia y después a México donde trabaja en el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Compaginaba las investigaciones con las clases en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. En esta Universidad reorganizó e impulsó como centro científico el Laboratorio de Hidrobiología, el cual se convirtió en un lugar de referencia en la investigación hidrobiológica que se hizo en ese país,
En México publicó más de 200 trabajos de naturaleza científica, didáctica y divulgativa.

A lo largo de su vida científica, además de interesarse por los poliquetos, realizó estudios sobre los crustáceos y, en tercer lugar, se ocupó de diversos trabajos generales de naturaleza hidrobiológica y otros de carácter taxonómico y ecológico de diversos grupos de organismos acuáticos. Sus investigaciones aparecieron en revistas españolas y extranjeras. Obtuvo la medalla de oro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales por su trabajo sobre los Poliquetos de la Península Ibérica (1928). Falleció en México el 20 de septiembre de 1963.

Además de sus artículos científicos Rioja publicó, algunos en colaboración con otros autores, textos para sus alumnos -Biología (1927), Elementos de Biología general y especial (1930), etcétera- y unas interesantes obras de divulgación como La vida en el mar (1925), El mar. Acuario del mundo (1941) y otras. Entre sus textos descuella el publicado con Manuel Ruiz Oronoz e Ignacio Larios Rodríguez: Tratado elemental de Zoología que apareció en 1947 y que fue reeditado numerosas veces.



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