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Animales naturalizado y en seco - Cardenal Cisneros

El uso de colecciones zoológicas constituye una estrategia pedagógica privilegiada que facilita la observación directa y la manipulación del animal por parte del alumno, experiencia personal única que ni la mejor imagen puede sustituir.

En el momento de su fundación, en 1845, el Instituto sólo contaba con un trozo de coral blanco como material zoológico, carencia que se solventó poco a poco. Las actas del centro ya dan cuenta de 35 animales en 1848 y la cifra no dejó de aumentar. En 1878, el inventario del gabinete deja constancia de 712 objetos relacionados con la biología animal. Actualmente, el Instituto del Cardenal Cisneros cuenta con una rica colección de zoología que permite mostrar a los alumnos los principales grupos de animales y su diversidad. Los taxones presentes son: esponjas (5), cnidarios (27), platelmintos (1), moluscos (992), artrópodos (88), equinodermos (13) y vertebrados (92 peces, 17 anfibios, 56 reptiles, 134 aves, 41 mamíferos y 20 piezas de anatomía humana).

 

 

Los vertebrados son igualmente numerosos, ya se trate de animales naturalizados. En su mayor parte son donaciones de dobles del Museo Nacional de Ciencias Naturales o trabajos de alumnos de la cátedra de taxidermia de dicho museo, especimenes que fueron llegando al gabinete desde 1848. Destaca el fabuloso esturión del Guadalquivir, de considerable tamaño y en perfecto estado tras la restauración a la que ha sido sometido. El ejemplar resulta aún más valioso si se tiene en cuenta que la especie desapareció de su antigua área de repartición en la década de los 70 del pasado siglo. Además, se pueden reseñar otros ejemplares notables como una especie de tortuga terrestre gigante, una boa o las importantes series de aves ibéricas, mamíferos suramericanos y primates. Entre las piezas osteológicas despunta un cráneo de gorila procedente de Fernando Póo y ofrecido al instituto por el vizconde de San Javier en 1861. Este cráneo, del entonces conocido como “gran mono de Gabón”, fue uno de los primeros de esta especie que pudo verse en Madrid. Junto a él se exponen un cráneo de babirusa, de impresionantes colmillos, y diversos cráneos y esqueletos de especies domésticas como el conejo de variedad gigante adquirido en 1862. Respecto a los animales conservados en fluidos, tal vez la serie más importante sea la colección de peces del Cantábrico adquirida durante el curso 1861-62, núcleo central de la colección de ictiología. Junto a ella se puede ver un importante conjunto de anfibios, lagartos y serpientes. Algunas de estas especies no sólo están representadas por ejemplares adultos, sino por las distintas fases larvarias y/o juveniles, caso de la rana común y del eslizón ibérico.

La colección de artrópodos está integrada por numerosos ejemplares conservados en alcohol (arácnidos, miriápodos y crustáceos) o en seco. Entre estos últimos, destacan por su tamaño la langosta, el bogavante y la cacerola de las Molucas o límulo. Es digna de ser reseñada una descomunal antena de langosta cuyo origen no ha podido ser determinado por el momento. Los insectos se presentan en cajas entomológicas temáticas, en las que los animales se disponen según criterios sistemáticos (lepidópteros, coleópteros...), biológicos (ciclo de vida del escarabajo sanjuanero) o de utilidad (mariposa de la seda y producción del preciado hilo, abeja doméstica y fabricación de la miel, coleópteros fitófagos y plagas). Una diminuta urna, de origen alemán, ilustra la actividad de los coleópteros necrófagos durante el proceso de descomposición de cadáveres, en este caso el de un zorzal. Finalmente, el Instituto cuenta con un ejemplar de una de las mariposas más espectaculares y populares de la fauna ibérica, la Graellsia isabellae.

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Desde que la tradición popular aliara al geógrafo griego Estrabón con este animal, la ardilla roja (Sciurus vulgaris) se ha convertido en la imagen viviente e inocente de una, ya perdida, Península Ibérica cubierta de frondosos árboles. El conocido roedor es poblador habitual de los bosques españoles, tanto atlánticos como mediterráneos. Cada vez más, la especie está presente en los grandes espacios verdes urbanos donde, si no se la molesta, puede llegar a formar poblaciones estables. Aunque la base de su alimentación la constituyan los frutos y semillas, la ardilla también consume con cierta regularidad huevos, insectos e incluso pequeñas aves.IMG_1333

 

El coendú (Coendou prehensilis) es un puercoespín arborícola perfectamente adaptado a la vida en las copas de los árboles. Su cola prensil le permite tener un quinto apoyo sobre las ramas y caminar más seguro. Su pelaje está completamente poblado de púas, un mecanismo defensivo usado por otros mamíferos, como los populares erizos (Erinaceus europaeus). De hábitos básicamente herbívoros, está especie está presente en los bosques y selvas de América Latina, desde Méjico hasta Argentina.IMG_1344

 

 

Esta escena de acción, en la que una serpiente muerde a un joven cabrito junto al ojo, fue realizada por alumnos de la cátedra de Taxidermia del Museo Nacional de Ciencias Naturales en 1849. El montaje, junto con otros muchos animales naturalizados, acabó integrando el gabinete de Historia Natural del instituto Cardenal Cisneros. Cabras y culebras son animales íntimamente ligados en el imaginario popular. La creencia de que las sierpes se agarran a las ubres de las cabras para alimentarse de leche existe en numerosas culturas.IMG_1345

 

El esturión (Acipinser sp.) del instituto Cardenal Cisneros procede del río Guadalquivir. Esta especie es fácilmente reconocible por su rostro apuntado, su boca en posición ventral y por los barbillones sensoriales situados en la parte ventral de la cabeza. El dorso, el vientre y ambos flancos están ocupados por hileras de enormes escamas romboidales inconfundibles. Las florecientes poblaciones de esturión del Guadalquivir permitieron la existencia de una próspera industria del caviar en Coria del Río (Sevilla), entre 1932 y 1970. La construcción de la presa de Alcalá del Río, que impedía la llegada de los animales, y la cada vez mayor contaminación del curso fluvial dieron al traste con el floreciente negocio y con las poblaciones de la especie.IMG_1349

 

El sisón (Tetrax tetrax) es un ave típica de las llanuras cerealistas del centro y sur de la Península Ibérica. En la Comunidad de Madrid está presente en el Parque Regional del Sureste. Este pariente cercano de la avutarda (Otix tarda) recibe su peculiar nombre por el característico silbido que produce el movimiento de sus alas durante el vuelo. El dimorfismo sexual está muy marcado en esta especie y resulta fácil distinguir a los machos por la marcada alternancia de franjas blancas y negras que presentan en el plumaje del cuello. Las hembras, como la que forma parte de la colección del instituto Cardenal Cisneros, tienen una coloración críptica que facilita su camuflaje entre los cultivos.IMG_1350

 

La lechuza común (Tyto alba) es una rapaz nocturna fácilmente identificable por su plumaje blanco en el vientre y dorado en el dorso. Eficaz depredadora de roedores, esta especie es especialmente hábil durante la noche, gracias a sus plumas sedosas que le permiten un vuelo silencioso, a sus ojos frontales que le otorgan una visión estereoscópica y al escudo facial de plumas que concentra los sonidos en torno a sus dos tímpanos asimétricamente dispuestos. Su característico ulular desde los campanarios de las iglesias produce unos alaridos que, con frecuencia, la superstición popular ha atribuido a espectros y almas en pena. El ejemplar del instituto Cardenal Cisneros fue naturalizado por los alumnos de la Escuela de Taxidermia del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.IMG_1508

 

Esta colección de huevos de ave reúne puestas de especies ibéricas, la mayor parte fácilmente localizables en la ciudad de Madrid, como el gorrión (Passer domesticus) o la golondrina (Hirundo rustica), o en sus alrededores, como la perdiz (Perdix sp.) o el cernícalo primilla (Falco naumanni). La recolección y vaciado de huevos para elaborar colecciones fue una práctica muy en boga durante buena parte del siglo XX. Los coleccionistas del centro de Europa llegaban a pagar auténticas fortunas por huevos de especies como el buitre negro (Augypius monachus) o el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), lo que supuso una seria amenaza para sus poblaciones. Afortunadamente, esta actividad es cada vez más rara y actualmente se encuentra convenientemente penada por la ley.IMG_1378

 

Los cocodrilos (Crocodylus sp.) son animales adaptados a la caza en medio fluvial, ecosistema en el que ocupan la cima de la cadena trófica y ostentan el papel de super-predadores. Las adaptaciones a este tipo de vida resultan patentes en el ejemplar de la fotografía. Los órganos sensoriales, es decir, las narinas, los ojos y los tímpanos, se sitúan alineados en la parte alta de la cabeza, lo que le permite acechar a sus presas sumergido bajo el agua. La cola larga y comprimida lateralmente le ayuda a propulsarse con potencia bajo el agua y a girarse con fuerza sobre sí mismo para arrancar trozos de carne de su víctima. El repliegue de piel que une sus dedos a modo de palma le sirve para la natación más lenta.

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Todas las serpientes son carnívoras. Las grandes especies constrictoras, como boas (Boa sp.) y pitones (Phyton sp.), matan a sus presas por asfixia. El animal se enrolla alrededor del cuerpo de su captura y ejerce una enorme presión sobre el mismo, fuerza que, además de ahogar a la víctima, fractura sus partes duras y facilita la ingestión. Las serpientes, al igual que el resto de los vertebrados excepto los mamíferos, no mastican, sino que tragan su comida entera de un solo bocado. Otras muchas especies de ofidios, en general de menor tamaño, matan a sus presas mediante la inoculación de un veneno, como es el caso de las conocidas víboras (Vipera sp.), cobras (Naja sp.) y serpientes de cascabel (Crotalus sp.).IMG_1383

 

Las tortugas forman parte del grupo de los quelonios. Su morfología resulta inconfundible por la presencia de un caparazón formado por dos partes: una dorsal, llamada espaldar, y otra ventral, denominada peto. Al igual que las aves, las tortugas carecen de dientes y, en su lugar, poseen un pico córneo que les permite procurarse el alimento. Presentes en todos los continentes a excepción de la Antártida, existen especies tanto herbívoras, por ejemplo la tortuga griega (Testudo graeca), como carnívoras, caso de la matamata (Chelus fimbriatus). Además, este grupo ha colonizado tanto el medio terrestre como el medio fluvial y el marino. En este último viven especies de sobra conocidas como la tortuga boba (Caretta caretta), la amenazada tortuga carey (Eretmochelys imbricata) o la gigantesca tortuga laúd (Dermochelys coriácea), que puede alcanzar los dos metros de longitud y los 600 kilos de peso.IMG_1389

 

La vocación pedagógica de la colección de objetos zoológicos del instituto Cardenal Cisneros queda de manifiesto en este ejemplar que representa a una rana croando. En la mitad derecha del cuerpo del animal se ha conservado la piel para dar una idea de la morfología de un anfibio anuro, reconocible por la ausencia de cola y por la presencia de unas largas patas posteriores plegadas en Z que permiten el salto. En la mitad izquierda se ha puesto en evidencia el esqueleto del animal. El montaje se ha completado con la reconstrucción de los pulmones en forma de saco, propios de la especie, y de los sacos gulares hinchados que permiten el canto. La entrada y la salida del aire del cuerpo del animal se facilitan gracias al movimiento del suelo bucal que suple la ausencia de diafragma. Los machos al croar atraen a las hembras durante la época de celo. La reproducción tiene lugar en el agua, donde se depositan los huevos y nacen los renacuajos.IMG_1386

 

La cacerola de las Molucas (Limulus polyphemus), mal llamada “cangrejo herradura”, es un artrópodo marino que no está emparentado con los populares crustáceos, sino con los escorpiones y las arañas. La presencia de un par de apéndices con forma de pinza llamados quelíceros, situados justo delante de la boca, confirma el parentesco filogenético. La especie habita en Norteamérica, desde las costas del Golfo de Méjico hasta las del Atlántico norte, y buena parte de sus poblaciones son objeto de una explotación industrial sostenible. Debido a las propiedades farmacológicas de su hemolinfa, empleada en la detección de bacterias en productos inyectables, estos animales son periódicamente capturados para la extracción del preciado líquido y liberados de nuevo tras una leve manipulación.IMG_1390

 

El bogavante (Homarus sp.) es un crustáceo decápodo marino que se diferencia de la langosta (Palinurus sp.) por la presencia de un enorme par de pinzas. Pese a su aceptable estado, el ejemplar del instituto Cardenal Cisneros ha perdido los dos pares de antenas que caracterizan a los crustáceos, apéndices filiformes que desempeñan funciones sensoriales. El espécimen se conserva “en seco” gracias a la espesa cutícula mineralizada que recubre su cuerpo. A lo largo de la vida de estos animales, esa auténtica coraza protectora se recambia periódicamente en un proceso que permite el crecimiento conocido como muda. Al contrario que los insectos, los crustáceos continúan mudando durante la edad adulta.IMG_1510

 

Las mariposas son insectos pertenecientes al orden de los lepidópteros. Al igual que las abejas, las mariposas presentan un desarrollo post-embrionario holometábolo, es decir, con una metamorfosis completa. En este caso, a la larva que surge del huevo se la denomina oruga, la ninfa recibe el nombre de crisálida y el imago, o adulto, es la conocida mariposa. Debido a los llamativos colores y formas de las alas de estos insectos, las mariposas siempre han captado el interés de los coleccionistas, afición que ha llevado a muchas especies al borde de la extinción y que es causa de un importante tráfico ilegal de especímenes. La confección de cajas entomológicas como las conservadas en el instituto Cardenal Cisneros era una práctica habitual entre los alumnos matriculados en la asignatura de ciencias naturales.

 

Autoría: Santiago Aragón y Carmen Rodríguez Guerrero

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